sábado, 28 de enero de 2012

“Cosas despues de la muerte".

Un dicho muy popular, siempre vigente, y al que seguramente en ocasiones hemos recurrido afirma: “Son cosas de la vida”. A renglón seguido ustedes encontrarán la razón del título del presente artículo.

JUAN DE DIOS OSCAR FILIBERTO

Vino al mundo el 8 de marzo de 1885 donde se cruzan las calles Necochea y Brandsen. Fue bautizado en la vecina Parroquia de San Juan Evangelista. Músico. Director de orquesta. Compositor de famosos tangos entre los que mencionaremos: “Guaymallén”; “El pañuelito”; “Botines viejos”; “Amigazo”; “Malevaje; “Cuando llora la milonga”; “Clavel del aire”; “Quejas del bandoneón”; y el compuesto junto al poeta riojano Gabino Coria Peñaloza el universalmente célebre Caminito.

En su amada Vuelta de Rocha, a escasos pasos de su casa de la calle Magallanes 1140, a la antigua curva del Ferrocarril del Sur le impusieron el nombre de ese tango canción y es desde añares el mayor punto de atracción turística de la Argentina. El 11 de noviembre de 1964 partió de gira rumbo a la inmortalidad.

BENITO QUINQUELA MARTÍN

Nació en Buenos Aires el 1° de marzo de 1890 y siendo muy niño recaló en La Boca traído de la mano de sus padres adoptivos, el matrimonio Chinchella. Pintor. Filántropo. Expuso sus cuadros en Europa y su tocayo el líder italiano Benito Mussolini lo consideró “su pintor” por pintar el trabajo.

En la Vuelta de Rocha y merced a la donación de sus terrenos, entre otras edificaciones de relevante importancia surgen la Escuela N° 9 del Distrito Escolar 4° “Don Pedro de Mendoza” y el “Museo de Bellas Arte Benito Quinquela Martín”.

No cometeremos el error de alabarlo en demasía, en virtud que él odiaba toda clase de pompa. Entonces nos remitiremos a las palabras del doctor Jose Nemirovsky cuando en dos vocablos lo dice todo: “Bendito, Benito”.

El irascible Filiberto y el caballeresco Quinquela representan a las figuras más emblemáticas de La Boca del Riachuelo de los Navíos. Y su camaradería resulta un verdadero símbolo de la amistad.

Hoy 28 de enero se cumplen 35 años del día en que el gran artista plástico con su espátula y su caja de colores se instaló en el cielo para seguir pintando.

En la actualidad el Museo es visitado a diario por centenares de escolares y diversas personas de todo el país y también del exterior y don Benito sigue vigente.

A casi medio siglo del adiós definitivo de Juan de Dios Filiberto, no existe ninguna audición de tango durante los siete días de la semana en la que no se transmitan temas firmados por Filiberto y ejecutados indistintamente por grupos de la guardia vieja o por nuevos valores. Sumado a que a toda hora, ecuménica multitud recorre “Caminito” y centenares de diversos negocios están instalados a su vera.

Lamentablemente y ésta es la razón primordial de la presente nota, la vivienda de Filiberto en vez de convertirla en algo útil con fines culturales, hace lustros que permanece tapiada evitando ser usurpada y ahora corre el riesgo de ser demolida.
Si las autoridades de la ciudad de Buenos Aires y de la Nación así lo permitieran serían cómplices de gravísimo atentado contra la cultura a la vez que estarían clavando artero puñal en el corazón y el alma de los boquenses. 


Autor: Ruben Rodriguez Ponziolo

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