domingo, 19 de mayo de 2013

Vecinos denuncian que la ACUMAR alienta actividades ilegales en el Riachuelo


La Asociación de Vecinos de La Boca denunció que desde la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR) se propone dictar clases de remo a chicos de la villa 21-24.

“Que ahora, la Autoridad de la Cuenca Matanza – Riachuelo (ACUMAR), también done dos botes para que los jóvenes de la villa 21 - 24 realicen actividades recreativas y deportivas en el Riachuelo todos los días, además les brinden cursos de remo, consideramos determinaciones totalmente fuera de lugar pues insisten en motivar una actividad insalubre y no permitida en el Riachuelo”, mencionaron en un comunicado.

Esta denuncia especifica la contradicción de esta nueva actividad ya que la Resolución 3/2009 de ACUMAR no permite el uso deportivo del curso de agua de la Cuenca.

Un paseo por el arte de hacer negocios

Se trata del Paseo de las Artes, bajo la Autopista Buenos Aires-La Plata, concesionado por el gobierno porteño. Denuncian que el empresario que lidera el proyecto es el mismo que ocupa el lugar en forma irregular desde hace años.


Un grupo de empresarios, con el patrocinio del Ministerio de Desarrollo Económico porteño, impulsa en el barrio de La Boca un emprendimiento denominado Paseo de las Artes Don Pedro de Mendoza, debajo la Autopista Buenos Aires-La Plata. Lo curioso de la iniciativa, según denunciaron organizaciones vecinales, es que al frente de la propuesta aparece el dueño de una empresa arenera que desde hace años viene ocupando el espacio público de manera irregular y funciona sin habilitación. La presentación se hizo el 2 de mayo en la Usina del Arte, un espacio del gobierno porteño, y estuvo presente el subsecretario de Inversiones de esa cartera, Carlos Pirovano. Asociaciones vecinales expresaron su “rechazo terminante a que la iniciativa en marcha pueda quedar tercerizada, privatizada, delegada o gestionada por empresarios” que tienen en el barrio “una situación absolutamente irregular”.

En una carta dirigida al jefe de Gobierno, Mauricio Macri, el presidente de la Asociación de Vecinos La Boca, Alfredo Alberti, expresa que “de buena fe” concurrió junto a representantes de otras organizaciones barriales al encuentro convocado por el Ministerio de Desarrollo Económico, pero allí se encontró “penosamente con algunos empresarios digitados y grupos de amigos relacionados con los mismos” a cargo de la presentación del proyecto.

Según Alberti, el principal orador de ese acto fue el empresario Pascual Santoro, titular de la empresa Silos Areneros Buenos Aires, ubicada justamente sobre la avenida Pedro de Mendoza, y que ocupa amplios sectores de espacio público para el almacenamiento de arena y el funcionamiento de silos, para carga, lavado y descarga de ese material de construcción. La actividad irregular de la empresa está denunciada en la causa Mendoza y una resolución de la Defensoría del Pueblo porteño concluye que funciona sin habilitación y sin cumplir con la normativa ambiental.

Rojitas, con cintura y estilo


Boca se había consagrado como campeón después de ocho años, en 1962. Aquel título apoyado en la atajada de Antonio Roma al brasileño Delem, de River, en la penúltima fecha. Aquel penal del “adelantamiento” del arquero que quedó esculpido en la memoria futbolera por muchos. Aquel del “penal bien pateado, es gol” del impertérrito árbitro Carlos Nai Foino, ante el reclamo de los riverplatenses. Venía 1963 y el presidente Alberto J. Armando quería cumplir un doble sueño: contratar a José Francisco Sanfilippo, goleador e ídolo de San Lorenzo, su compadre, de 28 años, y buscar el título en la Copa Libertadores, una competencia Internacional de pocos años y que habían despreciado los anteriores campeones. Y Boca jugó todas sus fichas a aquella apuesta. Aristóbulo Deambrossi era el DT formal pero Adolfo Pedernera, el auténtico, desde afuera. Estaban también Grillo, Menéndez, Valentim, Gonzalito y Rattin en aquel equipo. Y el Tano Roma. Silvero, Marzolini, Simeone y el brasileño Orlando, campeón del mundo en 1962. Pero un rumor se extendía entre los hinchas mientras se desarrollaban las dos competencias. Había un pibe de las Inferiores que apilaba rivales a pura cintura y que subía y subía. Lo había traído el Nano Gandula, el entrenador de juveniles en 1959. Tras un paso por Arsenal de Llavallol, entonces filial de Boca, jugó unos pocos partidos en la tercera, como semifondo de la Primera. Hasta que el 12 de mayo, en la vieja cancha de San Lorenzo de avenida La Plata, en el partido preliminar llegó hamacándose hasta la puerta del área rival, de frente a la popular visitante. Con tanto amago y tanta cintura, y la demora para rematar provocó la avalancha de una tribuna entera hacia el alambrado. No había debutado en Primera y ya era ídolo. Tanto que su nombre, Angel Clemente Rojas, quedó transformado en “Rojitas” para distinguirlo del Tanque Rojas, un delantero de potencia que había llegado a Boca de Gimnasia. Esa tarde, en el choque contra su ex equipo fue expulsado Sanfilippo. En la fecha siguiente, el 19 de mayo, se produjo -entonces- el esperado debut en Primera. Hace hoy 50 años. Boca enfrentaba a Vélez. Y hubo fiesta en la Bombonera. Fue 3 a 0 para el local. Con tres goles del Loco Omar Oreste Corbatta (llegado de Racing). Dos fueron con sendos penales; el otro, de tiro libre. Las tres infracciones se las habían cometido a un imparable Rojitas. Le quedaba tan grande la camiseta número 8 que el pantalón le llegaba hasta la franja amarilla. Lo llevaron en andas sus propios compañeros. Y quedó estampado el debut más estruendoso de un “hijo de la casa” que se recuerde. Y en poco tiempo pasó a ser el ídolo más querido. Pura gambeta, puro desparpajo. Se lesionó rápido en los ligamentos. Y poco participó del título de 1964. Pero en 1965 tuvo una actuación memorable en un clásico contra River que Boca ganó 2-1 con un gol del Beto Menéndez (ex River) sobre el final y que lo proyectó a Boca al bicampeonato. En el 66, Pederrnera lo bajó a la Reserva y algunos descuidos personales le impidieron lucirse en 1967 y 1968. Pero seguía siendo el ídolo mimado. Lo recuperó Alfredo Di Stéfano en 1969 y aquel Boca de Madurga y Novello fue campeón del torneo Nacional con vuelta olímpica en cancha de River. Aquella tarde en que Rojitas le quitó la gorra al gran Amadeo Carrizo y la escondió.

Pícaro, habilidoso, certero. Hizo el gol que consagró a Boca otra vez campeón contra Rosario Central en cancha de River. Y dio otra vuelta olímpica en el Monumental. Su inconstancia obligó a su traspaso al Deportivo Municipal de Perú en 1972. Pero su estrella se fue apagando. Volvió en el 73. Pasó por Racing, Nueva Chicago y Lanús. Y se retiró en Argentino de Quilmes en 1978. No tuvo los pergaminos de Diego Maradona. Ni la gran permanencia de Juan Román Riquelme. Pero Angelito fue otra cosa. Fue el ídolo popular de mayor respuesta sentimental del hincha de Boca. Si ni tocaba la pelota para gambetear, gambeteaba con la cintura. Se lo quiso por habilidoso, por pícaro, por atorrante. Y por campeón. Debutó hace hoy 50 años.

Fuente: Clarin

Link: http://www.clarin.com/deportes/Rojitas-cintura-estilo_0_922107931.html