domingo, 19 de enero de 2014

Carlos Milanesi, especialista en Seguridad e Higiene

Inauguramos una nueva sección, donde los asesores de la construcción revelan los secretos de su oficio. En este oportunidad, el ingeniero Milanesi reconoce que su formación comenzó desde adolescente como bombero voluntario.


El cuartel de los Bomberos Voluntarios de la Boca es el segundo hogar de este ingeniero desde que cumplió 12 años e ingresó como voluntario (Lucía Merle).

Se crió en un departamento justo enfrente del cuartel de bomberos en calle Brandsen, a una cuadra y media de la Bombonera. Desde chico, su diversión preferida fue ver salir las autobombas. Hasta que, a los 12 años, el jefe de la unidad, acostumbrado a (o harto de) verlo siempre ahí parado despidiendo a los bomberos rumbo a algún incendio, le amagó con un reto: “¿Qué hacés acá parado?”; y lo remató con una propuesta: “Quiero hablar con tu papá”. Así fue como Carlos Milanesi se incorporó de adolescente a los bomberos, como aprendiz, y allí sigue todavía hoy, a los 44 años, pero ahora como presidente de los Bomberos Voluntarios de La Boca. Una vocación que supo combinar con la de ingeniero especialista en Higiene y Seguridad de Obra, aunque aclara que ambas están estrechamente vinculadas.

Las dos profesiones corrieron por caminos paralelos. Como bombero, tuvo su bautismo de fuego –literalmente– a los 16, después de varios años de lavar autobombas y otras tareas menos heroicas. A los 17 ya empezó a dirigir él mismo algunos operativos. Mientras tanto, cursaba el secundario, y se acostumbró a estudiar o hacer las tareas en el cuartel, su segundo hogar. “Como cada dos por tres teníamos apagones en el barrio por las sudestadas, me iba ahí porque siempre tenía luz”, cuenta como si comentara las noticias de las últimas semanas. Aunque parecía hecho más para la acción que para el estudio, se licenció en Seguridad e Higiene Laboral en la Universidad de la Marina Mercante (su padre era justamente marino mercante), y luego se recibió de ingeniero en Seguridad Ambiental en la Universidad de Morón.

Pero, mirando hacia atrás, admite que el oficio de apagar incendios y salvar gente fue su primera escuela: “tomé conciencia de la cantidad de materiales inflamables que se usan en las casas, y conocí el peligro que provocan las pérdidas de gas en un barrio como La Boca, donde mucha gente hasta hoy cocina con garrafa”, cuenta. Los conceptos básicos de un operativo, como el plan de ataque, la importancia de la posición de cada hombre o el plan de evacuación también dejaron su enseñanza en la forma de encarar un plan de seguridad en obra. Por ejemplo, en la importancia de “compartimentar el espacio y los recorridos dentro de una obra de acuerdo a las tareas a realizar, y no dejar que nadie pueda acceder adonde no tiene una función específica que cumplir”, explica.

Sin embargo, aclara que estas tareas que lleva a cabo desde su Estudio Plus, con sede en La Boca (¿dónde si no?), “no son de tipo policial, sino más bien de tener contacto con la gente y de conversar mucho en las reuniones de coordinación”.

En su haber se cuentan empresas constructoras y desarrolladoras de primera línea, como Raghsa o Accor; más obras como los edificios de oficinas Madero y Belgrano Office; o de viviendas como las torres Le Parc Figueroa Alcorta –por mencionar las más recientes–. Y otras tan variadas como la puesta en valor del hotel Sofitel de la calle Arroyo o el Sheraton Pilar. “Inculcamos la necesidad de hacer todo con un método, con control de ingreso y precauciones diferenciadas para cada trabajo, como el montaje de grúas, la instalación de ascensores o la colocación de equipos de aire acondicionado”, enumera.

Como es obvio, Milanesi se siente autorizado a denunciar las falencias más comunes en las obras: falta de uso de elementos de seguridad personal, como casco y arnés; y colectivas, como barandas. “Muchos en la obra confunden lo temporario con lo precario. Los baños de obra, las instalaciones eléctricas, son temporarias pero no pueden ser precarias”, recalca en tono casi admonitorio. Por otra parte, valora la tarea de la UOCRA en materia de seguridad y prevención. Pero advierte que todas la medidas de seguridad que toman los constructores de grandes obras están prácticamente ausentes en las pequeñas.
Pero, por sobre todo, se queja de la poca importancia que se le da a estos temas en la formación de los profesionales, desde las facultades (“en la de Arquitectura de la UBA hay un posgrado, pero en la carrera de grado no hay nada”) hasta los colegios y asociaciones profesionales. Es un defecto que advierte de primera mano cada vez que lo invitan a dar charlas a alguna de esas instituciones. Pero, yendo mucho más atrás, concluye: “La seguridad y la prevención de accidentes son temas que se deberían enseñar desde la escuela primaria porque son parte de la vida cotidiana”.

Fuente: Arq Clarin

Link: http://arq.clarin.com/construccion/seguridad-fuego-andamio_0_1061894292.html

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