Va el 10 de Boca, acomoda desde el punto del penal y patea. Todos miran, con ansiedad. El arquero vuela y despeja las ilusiones que cargaba el remate. En la tarde de la Bombonera, el que remata no es Juan Román Riquelme, que a tales alturas del día ya se preocupa por una nueva lesión. El que emprende el disparo es Rafael Nadal, el número 1 del tenis mundial. A su lado, el 2, Novak Djokovic mira tímidamente. Y es que los dos mejores tenistas del mundo pasaron por la cancha de Boca y durante el entretiempo disputaron un risueño torneo de penales en uno de los arcos. La tarde de excursión al templo del fútbol los tuvo felices.
Los dos líderes del tenis mundial pasaron por Buenos Aires en el medio de una gira que los paseó por Chile, la despedida de David Nalbandian y un enfrentamiento mano a mano entre el 1 y el 2. Nadal y Djokovic habían jugado una exhibición un rato antes, en la que el español se llevó la victoria por 6-4 y 7-5. Claro, el último duelo del año entre los dos mejores del mundo, que ocurrió fuera del tenis, estaba planeado para ser ejecutado en pleno césped de la Bombonera. Allí, Rafa fue el vencedor, con un 3 a 1 inapelable, ante las pobres condiciones futbolísticas de Nole.
Nadal y Djokovic llegaron al estadio de Boca en el marco de un amplio operativo de seguridad. Primero lo hizo el serbio y luego el mallorquín. Cuando el primer tiempo dejó paso al descanso, ambos salieron a disfrutar del espectáculo. Lo hicieron rodeados de una amplia comitiva de dirigentes y empleados del club. Entre ellos, Cacho Laudonio, el famoso Loco Banderita , fue el que más calor le puso a la historia. Claro, el que la tuvo brava fue Djokovic, que en la semana había pedido la camiseta del “equipo del Papa”. Ante el oportunismo de la dirigencia de San Lorenzo para hacer socio a Nole , la gente le pasó factura con algunos silbidos durante su entrada. Sin embargo, el carisma del crack pudo más y fue despedido con aplausos.
Ambos, que patearon de zurda, se mostraron contentos por la experiencia de pasar por el estadio de Boca. Incluso Djokovic se olvidó de los silbidos y agarró una bandera azul y oro, un gesto que lo terminó de amigar con la gente. A su lado, Nadal sonreía mientras se acomodaba en la cabeza el llamativo gorro de Laudonio. Claro, para haber terminado con las obligaciones tenísticas, la Bombonera ofrecía un buen destino como comienzo de las vacaciones. Y ambos se tomaron la excursión como tal. Se divirtieron como nunca.
Nole declaró a la pasada: “Sólo soy de Boca, no de San Lorenzo”. Y Nadal dijo: “Fue un momento muy lindo”. Los fenómenos emprendieron la retirada en una fila de camionetas negras digna de Barack Obama. En la tarde de las estrellas, hasta el actor estadounidense Will Smith pasó por La Boca. Y las luces, que no estuvieron en el campo de juego con el equipo de Carlos Bianchi, fueron prendidas por las figuras internacionales.
Fuente: Clarin
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