En 1913, la Argentina tenía el sexto PBI per cápita del mundo y una economía fuertemente integrada al comercio internacional de la primera globalización, liderada por Gran Bretaña.
En ese año se inauguró en Buenos Aires la línea A del subterráneo, el primero de América Latina, y al siguiente abriría sus puertas la sucursal porteña de la británica Harrods .
En 1913 , 10 años después del nacimiento de Ford Motor Company en Detroit, Henry Ford y sus socios decidieron abrir en la Argentina su tercera filial fuera de Estados Unidos . Las otras dos estaban en Inglaterra y Canadá.
Según un libro que editó Ford para conmemorar los 100 años de la marca en el país, “la Argentina de 1914 era el país más pujante de Latinoamérica y su ritmo de crecimiento era el más espectacular del planeta. Ford sabía que con la filial argentina daba el primer paso para lograr aquí, en el fin del mundo, lo que ya había consumado en Estados Unidos”.
Dicho y hecho. En 1914 llegaron los primeros Ford “T” importados y dos años más tarde, con Irigoyen presidente, se venden 3.550 unidades en el local de la calle Lavalle 1702. En 1918, para ir de Buenos Aires a Rosario se viajaba en tren o en un vapor que remontaba el Paraná. No había caminos confiables, pero Ford ya armaba sus vehículos en varios talleres, a un ritmo de 48 unidades por día.
En 1920 se levanta la planta de La Boca, frente a los muelles donde atracan los buques de Ford que traen los modelos “T” desarmados. Haber sido pionero de la industria automotriz en la Argentina le dio a Ford un dominio único del mercado local: en 1920, 8 de cada 9 automóviles que se vendían eran Ford “T”. Para 1925, cuando la economía argentina crecía a una tasa del 5,6%, de la planta de La Boca ya había salido el modelo “T” número 100.000. El parque automotor total del país era de 120.000 vehículos.
La prosperidad de la Argentina en los años siguientes permitió construir la red caminera, sobre la que circularían los autos de Ford, que a partir de 1929 comienza a ensamblar el modelo “A”. En 1938, en Buenos Aires se superan todas las expectativas de ventas y Ford se ve obligado a desviar a la Argentina embarques originalmente destinados a Brasil y Chile.
Después de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual se paraliza la industria automotriz, Ford comienza a ensamblar camiones en su planta de La Boca. En 1959, Henry Ford II, el nieto de Henry y padre de Bill, se reúne con el presidente Arturo Frondizi y propone invertir 70 millones de dólares en una gran fábrica de autos, camiones y motores. La planta de General Pacheco se inauguró en setiembre de 1961. Para entonces, el país producía petróleo y gas, acero y neumáticos. Dice el libro conmemorativo de Ford: “Su clase media renovaba la demanda de más y mejores servicios y la clase obrera industrial se perfilaba como un importante actor social”.
Fuente: Clarin
Link: http://www.ieco.clarin.com/economia/Henry-Ford-Argentina-primera-globalizacion_0_1031297243.html
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