domingo, 2 de diciembre de 2012

El sueño del pibe: sopló las 18 velitas junto a sus ídolos en la Bombonera

Por una carta de su maestra a Clarín, el club le organizó el festejo.


Hace 19 años que Verónica Magnetti es docente, pero recién en 2011 tuvo una experiencia bisagra en su carrera. La directora de la escuela Nº 704 de Adolescentes y Adultos de Mariano Acosta, donde ella da clases, le propuso integrar a tres alumnos especiales. Así conoció a Alan Morinigo, quien sufre de hidrocefalia. Verónica trataba de ganarse la confianza de su alumno y observaba atenta cada uno de sus movimientos. Pero Alan le allanó el camino. Su mochila, su cuaderno y todas sus pertenencias deschavaban una pasión: Boca.

Su fanatismo es tal que “hasta hace muy poco, cada vez que Boca perdía él lloraba”, cuenta Walter, su papá. Los días pasaban y entre cuentas y charlas, Alan le confesó su sueño: jugar al fútbol. Por eso, la seño organizó una jornada recreativa y Alan peloteó con chicos de su edad. Pero Verónica quería más, su alumno iba a cumplir 18 años y ella deseaba un festejo especial. Alentada por el ejemplo de Alan, quien le demostró “que si uno quiere, todo se puede”, escribió una carta a Clarín para que la ayuden a lograr su objetivo. Así fue que las autoridades de Boca Social –el área de acción social del club, liderada por el vocal Enzo Pagani– se pusieron a disposición para cumplir el sueño. El viernes 30 empezó temprano. A las 8, Alan partió con su maestra y su familia hacia La Boca. Sabía a dónde iba pero no para qué. La primera sorpresa llegó al ver el entrenamiento de los jugadores; después de subir una escalera, se encontró con esa panorámica que a él le hizo llevar las manos a la cabeza y a Verónica cargar los ojos de lágrimas. Pero los jugadores todavía estaban muy lejos, Alan iba cantando sus nombres a la distancia. Hasta que llegó el momento de bajar los peldaños para asistir a una sala donde lo esperaba una torta azul y oro. En seguida se presentaron unos acompañantes para ayudarlo a soplar las velitas: Viatri, Burdisso, Rivero y Sosa. También hubo regalos: una camiseta con las firmas de los jugadores. Viatri le preguntó cuál era su deseo y el cumpleañero no dudó: “Que estemos otra vez en la Copa Libertadores”. Los trayectos en el club eran largos, pero a pesar de sus dificultades motoras, Alan no se cansaba. Llegó el turno de volver al lugar de entrenamiento para saludar al resto del plantel. Las figuras se sucedían y las firmas en la remera también. Bataglia, Paredes, Caruzzo, Chávez, Schiavi, Somoza, Fernández y Colazo, a quien Alan quería conocer especialmente. “Es que tiene 18 años como yo”, fundamentó el hincha. Pero la emoción mayor llegó cuando se abrieron las puertas de la Bombonera, Alan entró a la cancha de la mano de su papá, dio tres pasos y tocó el césped, caminó hacía su deseo: al costado del campo de juego había una Copa Libertadores (esa por la que pidió al soplar las velitas), la tocó y se sacó una foto.

Ya no quedaban rastros de la lluvia que había caído durante la madrugada. El cielo era de un celeste perfecto, esa perfección que escapa a la voluntad de los hombres y que sólo se alcanza en los sueños.

Fuente: Clarin

Link: http://www.clarin.com/politica/sector-inmobiliario-retrocedio-varios-casilleros_0_821317936.html

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